Es de sobra conocido que el juego, esa actividad placentera y espontánea, es muy beneficiosa para el desarrollo de los/as niños/as: posibilita poder interactuar con la realidad, porque representa la misma; es motivadora e integradora; favorece el desarrollo de capacidades y requiere esfuerzo; y, además, va evolucionando, conforme al niño/a.
Pero, además, contribuye a la socialización y la comunicación, por lo que es fundamental en el desarrollo lingüístico. Cuando se juega, el niño/a siente la necesidad de expresar todas las ideas y sentimientos que afloran en su imaginación. A través del juego va testando si sus palabras o expresiones las ha pronunciado correctamente o si son las adecuadas para la situación concreta. Es decir, deben hacer muchas pruebas en el laboratorio del juego, antes de decidirse a utilizar la lengua “en sociedad”.
La escuela proporciona todos los recursos lingüísticos necesarios para las situaciones formales. El juego, si embargo, es el territorio de la naturalidad y espontaneidad y la actividad adecuada para desarrollar el modo de lenguaje informal, fresco y natural.
Independientemente de que en la familia se hable euskera o no, siempre podemos ayudar a desarrollar esa función del euskera. Basta con proporcionarle oportunidades, y para ello una opción muy adecuada es apostar por los juegos y juguetes en euskara que actualmente existen en el mercado. La mayoría de ellos están recogidos en el catálogo de productos en euskera, que podéis consultar esta página: katalogoa.eus
