Cuando “Kendu zure pie” o “Esan dit izanen naizela el balón de oro”, mezclamos los idiomas…
Escuchar frases como esas es algo frecuente. Dentro de una frase o de un diálogo en euskera, una o varias palabras en castellano. Lo contrario, por supuesto, también es algo habitual. Las lenguas se mezclan y a menudo lo sentimos como una interferencia.
Así pues, la mezcla de idiomas se da y es un hecho muy común en contextos bilingües o plurilingües. Es un fenómeno muy estudiado por lingüistas y sociolingüistas y se produce en contextos determinados.
Por otra parte, esta alternancia entre lenguas es un hecho que a menudo produce inquietud. Conviene, sin embargo, al igual que debe hacerse con el resto de los fenómenos que rodean al lenguaje, comprenderlo bien y contextualizarlo.
La mezcla de idiomas y su contexto
La alternancia de elementos lingüísticos, como es lógico, es algo que le ocurre a las personas bilingües o plurilingües. Haciendo uso de las lenguas que conocen, introducen en la conversación elementos de otra lengua: muchas veces son palabras sueltas, pero también pueden ser verbos o frases.
Esta mezcla puede producirse con mayor o menor frecuencia e intensidad y eso depende de varios factores: las características personales del o de la hablante bilingüe (principalmente su competencia lingüística en cada una de las lenguas); el entorno (red de relaciones, posibilidad de uso de cada uno de los idiomas); el deseo de dotar de expresividad al uso de la lengua o el deseo de marcar cierta identidad; etc.
Por otro lado, esta mezcla es a menudo involuntaria, provocada por el contexto anteriormente mencionado, y ese es el caso que más preocupación suele generar. A veces, sin embargo, es un recurso que se utiliza con un fin comunicativo determinado. Y del mismo modo que a veces la alternancia se produce inconscientemente y sin darse cuenta, otras muchas veces el o la hablante se da cuenta de esta mezcla con cierta claridad.
Huelga decir que, como les ocurre a las personas adultas, la mezcla de elementos lingüísticos es algo que también les ocurre a los/as niños/as y, en concreto, es un hecho muy común entre los/as que están estudiando en modelos en euskera. Es un contexto bastante propicio, por así decirlo, para que se produzca este fenómeno.
Si mezclamos los idiomas, ¿qué hacer?
Aunque la alternancia o mezcla de lenguas puede generar preocupación, la manera más eficaz de responder no es criticar y juzgar al o la hablante, nuestros hijos e hijas en este caso. Eso, a menudo, puede provocar un efecto negativo. Es más eficaz empezar por comprender bien el fenómeno, situarlo adecuadamente en su contexto y, en la medida de lo posible, dar pasos y poner los medios para ir evitando y superando esas interferencias.
¿Cuáles son esos pasos? No estamos hablando de técnicas o tácticas especiales o específicas. La lengua, como cualquier elemento, también se puede trabajar, y el medio más eficaz para superar la alternancia lingüística es trabajar la propia lengua utilizándola al máximo. Porque un uso intenso hace que seamos más conscientes de todos los recursos que nos ofrece una determinada lengua, que los interioricemos y que los utilicemos cada vez más fácilmente, sin tener que recurrir, en nuestro caso, al castellano.
Hacer un uso del euskera lo más intenso, interesante y satisfactorio posible es, probablemente, el medio más productivo para evitar esas interferencias de elementos lingüísticos, buscando en la medida de lo posible modelos enriquecedores, llevando el euskera a todos los espacios de la vida cotidiana, y utilizando todos los recursos disponibles, incluidos los que nos ofrece ERAnafarroa.
* Sobre el tema mencionado en este artículo, así como sobre la adquisición del lenguaje y el bilingüismo, el libro Hotsetik Hitzera, de M. Juncal Gutiérrez y M. Jose Ezeizabarrena (Erein, 2022), recoge y ofrece muchos ejemplos y reflexiones interesantes.
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