La celebración de la fiesta de Santa Águeda está muy arraigada en nuestra cultura. En vísperas de Santa Águeda grupos de chicas y chicos salen a la calle a cantar, makila en mano. Acompañando el ritmo de la canción, se golpea la tierra para despertarla de su letargo invernal. Muchas familias participan en esta celebración, sepan o no euskera. La letra no es muy larga, y siempre se puede llevar una chuleta en papel o en el móvil:
Santa Ageda_KoplakLa versión completa está compuesta de más versos y se puede consultar aquí.
No obstante, no es ese el único rito en torno a Santa Águeda. Antiguamente era habitual tocar las campanas esa noche. Parece que se pretendía ahuyentar a las brujas, que tenían por costumbre pulular a esas horas. En el pueblo de Igal (Salazar), hasta la década de 1960, los jóvenes subían al campanario y pasaban toda la noche tocando las campanas. En Alsasua, por ejemplo, las jóvenes salían a pedir casa por casa, y en Arruazu (Sakana) tenían por costumbre limpiar a fondo las chimeneas antes de oír la misa de honor.
De igual manera, también hay ritos ligados al fuego. Precisamente en Ablitas existía la costumbre de encender una hoguera en el campanario, porque se creía que las tormentas de verano se repartían durante esa noche. En Arróniz también encendían hogueras en las calles y tras una llamada de corneta, las autoridades locales relataban en verso los acontecimientos más notables del año.
Así, el 4 de febrero estarán de vuelta los coros de Santa Águeda, para recorrer las calles por toda nuestra geografía y brindar un plan para hacer en familia en el que las y los niños suelen disfrutar mucho. No hace falta buscar una excusa para que hablen y practiquen euskera, pero Santa Águeda realmente ofrece una magnífica ocasión para ello en la que toda la familia puede participar.
Mientras llega el día, podemos escuchar Oles oles lurra esna zaitez, una hermosa canción de Pirritx, Porrotx y Marimotots.
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