Reforzar la oralidad del euskera es una preocupación de muchas familias, pero no sólo de ellas. Tanto la comunidad escolar como otros agentes preocupados por la revitalización del euskera comparten esa inquietud. Por eso, el 29 de septiembre organizaron unas jornadas para estudiar qué opciones se pueden trabajar.
Allí estuvieron representantes de varias entidades, como la Asociación de Ikastolas de Navarra o EIBZ (Centro de recursos para la enseñanza del euskera). Helena Baraibar y Yolanda Olasagarre, representantes de las entidades mencionadas, coincidieron en que existen múltiples posibilidades al alcance del profesorado y/o la dirección del centro, tanto en el aula como el recreo para mejorar la expresión oral: proyecto lingüístico de cada centro, incluir objetivos lingüísticos en la programación, formación del profesorado para trabajar cualquier materia partiendo de objetivos lingüísticos, evaluación sistemática del lenguaje cotidiano y académico y seguimiento.
Como representante del mundo cultural, la escritora Yolanda Arrieta presentó el decálogo para trabajar la expresión oral y centró su atención en los espacios afectivos. Así, subrayó que no son pocas las oportunidades y espacios en los que incidir. Ahí, además, tanto las familias como las Amypas pueden jugar un papel importante: en las actividades extraescolares (campamentos, escuela de música, cuentacuentos, cine, programa Euskaraz Kilika…) y en las actividades organizadas por las Amypas: aula matinal, comedor, extraescolares del mediodía (juegos, teatro, robótica, ajedrez, circo, mecanografía…), fiesta de final de curso, etc.
Tanto Olasagarre como Arrieta hicieron hincapié en lo siguiente:
- Arrieta destacó que los hilos afectivos casi se han interrumpido en nuestra sociedad y propuso crear relaciones en euskera e impregnar esos vínculos con el euskera. Hay que TEJER estas relaciones, no COSERLAS. Cuando coses unes dos telas, cuando tejes, en cambio, creas una nueva. En respuesta a la pregunta para qué el euskera? Yolanda dijo que «el euskera puede llenar y/o completar esos vacíos afectivos». Las propias familias o las asociaciones de padres y madres pueden organizar, solicitar, e inscribirse en actividades que gusten a las niñas y niños y que generen nuevos recuerdos afectivos en euskera.
- Por otra parte, Olasagarre destacó que en las actividades extraescolares en las actividades extraescolares no basta con que el monitorado, personal educador y entrenador sepa y use el euskera, sino que también tiene que establecer objetivos lingüísticos acordes con el deporte, el juego o el aprendizaje: conocer las estrategias que ahonden en un mayor uso del euskera, ponerlas en práctica y hacer un seguimiento de las mismas. Por eso, recomienda a las familias y/o entidades organizadoras, que estén al tanto de las programaciones para si fuera necesario, requerir que las ajusten.
© ERA