La motivación se puede definir, simplemente, como la fuerza necesaria para hacer algo. En las personas adultas tiene un componente reflexivo: pensamos en lo que nos conviene o no, e intentamos actuar en consecuencia, según la fuerza de nuestra motivación. Dejar de fumar puede ser un ejemplo.
En la infancia la motivación funciona diferente. Por supuesto, las niñas y niños saben lo que quieren, pero la principal característica de su motivación es la necesidad de adaptación. ¿Qué les pide el entorno para tener unas relaciones de amistad y familiares satisfactorias? Eso es lo que intentarán hacer. Así, en el caso de los niños y niñas bilingües, la elección de idioma estará condicionada por las normas y usos sociales que observen a su alrededor.
Si nos preguntamos cuál es el objetivo principal de la comunicación entre personas, la respuesta no es, como solemos pensar, el intercambio de información o pensamientos. El objetivo principal de nuestra actividad comunicativa es construir las relaciones personales y sociales en las que encontraremos un lugar donde situarnos y realizarnos como personas. Se trata, pues, más de relaciones que de información y desde muy pequeños aprendemos que para construir esa red de relaciones no hay como mimetizarse con el entorno y seguir las pautas que marcan los demás. Eso nos ocurre, dicho sea de paso, tanto a niños y niñas como a personas adultas.
Teniendo en cuenta la fuerza del deseo de adaptación en la motivación infantil, la clave para fomentar el uso del euskera en la primera edad es crear condiciones para que el entorno les lleve a ello. Más adelante, cuando sean jóvenes o adolescentes, comenzarán a reflexionar sobre su relación personal con el euskera y a dar forma a los objetivos que deseen alcanzar como hablantes. Mientras tanto, lo mejor que podemos hacer es reforzar el vínculo con el euskera a través de lo que podemos llamar el triángulo de la motivación infantil:
- Facilidad para comunicarse oralmente en euskera.
Hablando de comunicación, no hay nada más motivador que conseguir que te escuchen y que entiendan exactamente eso que querías decir. Para eso hace falta una buena capacidad expresiva, conocer los recursos del idioma y saber cuándo y cómo utilizarlos; lo cual no se consigue sin una exposición suficiente y variada al idioma. Así pues, desde muy muy pequeños tenemos que aprovechar y crear todas las oportunidades posibles para que los niños y niñás estén en contacto con el euskera. - Una mochila llena de experiencias y vivencias positivas relacionadas con el euskera.
Ya sabemos que si solo es una asignatura es realmente difícil crear como hablante una relación satisfactoria y completa con el euskera. Por eso necesitan hacer las cosas que les gustan en euskera, sobre todo fuera de la escuela. - El ecosistema cultural del euskera al alcance de la mano.
El euskera no puede ser sólo forma, también tiene que ser contenido. Las referencias al mundo cultural que ofrece el euskera no son un adorno en el proceso de aprendizaje, son contenidos que dan sentido a la experiencia de ser hablante de un idioma. La cultura alimenta nuestra creatividad y la creatividad es fundamental en todos los aspectos de la comunicación.
Trabajar los tres aspectos del triángulo de la motivación creará las condiciones de uso que la infancia necesita. Conocer el ecosistema cultural y una buena colección de experiencias y vivencias positivas darán sentido a lo que se aprende en la escuela y reforzarán las ganas de seguir aprendiendo. El tercer aspecto, la facilidad para comunicarse oralmente, añadira al proceso la efectividad necesaria que buscan todos los hablantes.
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