Registro coloquial_euskera
AL SALIRCASA

Hablar en euskera en cualquier contexto: la importancia del registro coloquial

¿Cuántas veces hemos oído eso de que somos lo que comemos?  La alimentación hoy en día es trending topic pero… ¿sólo comemos por boca? Igual podemos hablar sobre alimentación en un sentido más amplio. En el ámbito de las lenguas, por ejemplo, podríamos decir que nos alimentamos a través de los oídos y de los ojos. Ingerimos “nutrientes” en otros formatos. Así, todo lo que leemos y escuchamos se convierte en parte de nuestra forma de hablar, enriquece nuestros registros y pasa a formar parte de nuestro vocabulario y nuestras estructuras lingüísticas. Bebemos de diferentes contextos y así vamos poco a poco enriqueciendo nuestra forma de hablar. Es un proceso que dura toda la vida, y gracias a él sabemos adaptarnos y hablar como cada situación requiere.

Las situaciones, los lugares, la gente que nos rodea, los horarios… hay muchas variables que influyen en nuestra forma de hablar. Así pues, en el trabajo, hablamos de una manera con el jefe o la jefa y de otra con las y los compañeros; en el deporte utilizamos el vocabulario específico de este deporte, pero a la vez predomina el lenguaje informal; en WhatsApp actuamos de una manera diferente… Como decimos, hay diferentes formas de dirigirnos a los demás y, afortunadamente, sabemos adaptarnos adecuadamente a cada contexto. Hemos aprendido.

Y como en todo aprendizaje,  las necesidades varían en función del momento en el que nos encontramos. Para atender bien a las necesidades de las y los niños, por ejemplo,  hay que tener en cuenta que están aprendiendo el idioma, y por lo tanto, que no tienen tantos recursos a su alcance.  Saben o, mejor dicho, <intuyen> que no siempre se habla igual, pero no les queda más remedio que arreglarse con lo que tienen. Por eso, es importante que puedan enriquecer su vocabulario y ampliar sus registros. Y las familias pueden ayudar mucho, sepan o no euskera. En este sentido, hay dos componentes importantes a tener en cuenta: tiempo  y variedad. Es decir, hay que ofrecerles tiempo suficiente para practicar diferentes registros, vocabulario, formas de hablar… Y, a su vez, necesitan diferentes situaciones o variedad de contextos. Así aprenderán cómo se habla entre amigos, cómo se hace en el deporte,  con los profesores de la escuela de música, con el panadero o con la de la tienda de chuches. En el colegio reciben la base, pero si se alimenta en otros ámbitos es mucho mejor.

Muchas veces nos hablan sobre las claves para una dieta saludable: que sea variada y que en la base de la pirámide abunden las verduras, frutas, cereales y legumbres. Pues bien, estas reglas de oro son aplicables también al ámbito lingüístico. Es decir, los niños y niñas que están aprendiendo euskera necesitan, por un lado, una gran variedad de registros (coloquial, familiar, académico), es decir, recursos para poder utilizar el euskera de forma adecuada y cómoda en cualquier situación. Y, por otro lado, los registros orales informales deben situarse en la base de la pirámide, porque son muy necesarios en las relaciones diarias. Se aprenden en el espacio de ocio, en la familia y en el patio escolar y en el comedor. De hecho, cada forma de expresión se recibe utilizando su marco y ambiente.

Para una dieta sana, las reglas de oro son la variedad y una  base de la pirámide nutricional basada en vegetales, frutas, cereales y legumbres. En el proceso de aprendizaje del euskera también hay reglas de oro. Por una parte, las y los niños necesitan un repertorio variado con formas de comunicarse de todo tipo (coloquial, académico, argot juvenil…) para poder ir construyendo una dieta lingüística sana y comunicarse de manera apropiada en cada situación. Por otra parte, necesitan que en la base se encuentre el lenguaje oral coloquial, el que predomina en las relaciones no formales del día a día.

El euskera informal o coloquial, sobre todo su forma oral, se aprende en las actividades de tiempo libre, en campamentos, en los diálogos de películas y dibujos animados o practicando con las amigas y amigos en los ambientes más informales de la escuela: el patio y el comedor,  ya que cada registro se aprende usándolo en el ámbito y en el ambiente que le es natural.

Al igual que no se puede crecer bien solamente a base de una clase de alimentos, para poder comunicarse en euskera adecuadamente en cualquier situación, se necesitan registros más allá del académico. Como en el tema de la dieta alimenticia, las familias, sea cual sea su situación lingüística, pueden hacer mucho para conseguir “la dieta saludable del euskera” y ERA les acompaña en esa labor acercándoles recursos.

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