Al pensar en el futuro, los deseos y esperanzas van de la mano, pero también afloran nuestras preocupaciones. Más aún cuando soñamos con el futuro de nuestras hijas e hijos, ya que tendemos a imaginar su porvenir: en qué personas se convertirán, qué aficiones tendrán… Hay hasta quien se pregunta en qué trabajarán o a qué se dedicarán. Pero, sin duda alguna, por la mente de todas y todos pasa si tendrán una vida plena y feliz.
Así, con la llegada de un bebé se abre un nuevo ciclo, lleno de cambios y emociones, y al mismo tiempo asumimos nuevas responsabilidades y tomas de decisiones. Queremos que nuestro hijo o hija tenga una vida plena, feliz y recursos con los que desenvolverse a lo largo de la misma. Por eso, una de esas decisiones claves es la elección del centro escolar y en qué modelo lingüístico estudiarán.
A veces, la decisión no resulta sencilla, ya que se cruzan numerosos factores: conciliación laboral y familiar, cómo les ayudaremos durante el aprendizaje, la metodología de la inmersión lingüística… pero, al final, probablemente prevalecerá una pregunta: ¿cuál es la mejor opción para el futuro de mi hija o hijo?
Albaro Sada ya ha recorrido ese camino. Sus padres lo matricularon en el modelo D y tal y como cuenta él mismo “fue algo clave tanto en su vida personal como en la profesional». Así, echando la mirada atrás, «es una decisión que les agradezco profundamente». ¿Quieres conocer su historia? Echa un vistazo al siguiente video:
© ERA