Las madres, padres y personas adultas del entorno familiar juegan un papel fundamental en el desarrollo de las niñas y niños, dado que las primeras relaciones personales se establecen con los miembros de la familia o personas cercanas. Los primeros aprendizajes se adquieren en la familia, entre ellos los idiomas, y el valor y la importancia que se le da a cada uno de ellos. ¿Y si algunos miembros de la familia saben euskera y otros no?
El concepto de familia es diverso. Así, aun cuando el modelo más extendido es el de una madre y un padre que conviven con sus hijos e hijas en el mismo hogar, hay otras muchas situaciones: una nueva pareja, el abuelo o la abuela, una persona adulta que necesita cuidados, cuidadores o cuidadoras profesionales…
Para las niñas y niños es muy importante que el euskera sea la lengua de casa, porque así aumentará su dominio lingüístico y se logrará una mayor simpatía y cercanía hacia el euskera. Hay que tener en cuenta que la clave para adquirir un buen nivel lingüístico es la práctica, cuanto más se escucha y se habla, el nivel de euskera aumentará, y eso será de gran ayuda para todas las asignaturas escolares.
A continuación, ERA ofrece algunas propuestas para los entornos familiares en los que no todos los miembros sepan euskera:
Para TODOS LOS MIEMBROS DEL HOGAR, sepan o no euskera:
- Consensuar las prácticas lingüísticas: en ocasiones ocurrirá que haya conversaciones donde no todo el mundo las entienda. Conviene hablar de ello y acordar prácticas lingüísticas garantizando la presencia del euskera.
- Conversar mucho con el niño o la niña en el idioma que resulte más cómodo.
- Priorizar el euskera en la cultura: películas, cuentos, música, dibujos animados y similares, tanto dentro como fuera de casa. En el apartado de recursos de ERA y en la agenda hay varias propuestas.
- Dar presencia al euskera en casa (idioma de los ordenadores, teléfonos y similares, radio, televisión, calendario, periódicos y revistas, notas en la nevera, lista para la compra…).
- Biografías lingüísticas: otra propuesta es que las madres y padres cuenten sus vivencias lingüísticas: por qué aprendieron euskera o por qué no, cómo… Y es que, a medida que las hijas o hijos crecen, cada vez tienen más comprensión y lo narrado por padres y madres les es útil para desarrollar el apego hacia el euskera.
MIEMBROS QUE NO SEPAN EUSKERA, o que sepan UN POCO:
- Expresar y transmitir una actitud positiva hacia el euskera. ¿Cómo? Aunque no entienda algunas conversaciones, la persona que no sepa euskera puede apoyar esta conducta. De esta manera, no podrá ser referencia en la lengua, pero sí podrá serlo en cuanto a la actitud. Esto fortalecerá la elección del padre o la madre que sepa euskera.
- Mostrar afecto e interés por el euskera. ¿Cómo? Por ejemplo, utilizando el euskera en las rutinas cotidianas: en saludos o palabras cariñosas (egun on, gabon, maitea, laztana…), en expresiones (goazen komunera, lolo egiten, etxera), aprendiendo y cantando canciones infantiles, jugando en euskera (Jolasak eta Solasak, Xaldun Kortin)…
- Y si sabes un poco de euskera, pero te sientes limitada para decir todo lo que quieras, se trata de intentarlo en momentos concretos y en condiciones cómodas.
MIEMBROS DEL HOGAR QUE SEPAN EUSKERA:
- Mantener un comportamiento lingüístico coherente. Si no hay una razón de peso, es recomendable hablar siempre a la niña o niño en euskera, y no unas veces en euskera y otras en castellano.
- Hábitos lingüísticos de los miembros que sepan euskera: en cuanto al uso del euskera, los hijos e hijas tendrán como referencia la persona que lo hable. La tendencia de las criaturas es imitar a sus mayores. Por lo tanto, si la costumbre no es hablar en euskera siempre que se pueda, es conveniente cambiar esos hábitos lingüísticos en favor del euskera: se puede hacer, se ha hecho y se hace.